Sunday

Factotum* (45)

Al día siguiente en el trabajo nos preguntaron el motivo de nuestra marcha repentina. Admitimos que habíamos ido a apostar a la última carrera y que teníamos intención de volver aquella tarde. Manny había elegido su caballo y yo también. Algunos de los chicos nos preguntaron si podíamos hacer algunas apuestas por ellos. Yo dije que no sabía. Al mediodía, Manny y yo nos fuimos a almorzar a un bar.
-Hank, vamos a cogerles sus apuestas.
-Esos tíos no tienen apenas dinero, todo lo que tienen es la calderilla para el café y el chicle que les dan sus esposas y no tenemos tiempo para andar haciendo el imbécil en las ventanillas de dos dólares.
-No vamos a apostar su dinero, nos lo guardaremos.
-Pero supón que ganan.
-No ganarán. Siempre escogen el caballo equivocado. De algún modo se las arreglan siempre para escoger el caballo equivocado.
-Supón que apuestan a nuestro caballo.
-Entonces sabremos que nos hemos equivocado de caballo.
-Manny, ¿que haces trabajando con repuestos de automóviles?
-Descansando. Mis ambiciones sufren el handicap de la pereza.
Nos bebimos otra cerveza y volvimos al almacén.


*by Charles Bukowski

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