
Papi:
Luchaste tu guerra tendido y con la fuerza de mil toros. Gracias por todo lo que me enseñaste. Soy la persona que soy gracias a vos. Viviste como se te cantó el orto, disfrutaste hasta el último suspiro , y nunca jamás bajaste los brazos.
Me llevo tu capacidad de dar amor incondicional, tu tremendo sentido del humor, tu conmovedora sensibilidad, tu rebeldía en contra de lo establecido y del camino fácil, tu capacidad de encontrar el goce en lo más profundo y en lo más frivolo a la vez. Y mucho más que eso, me llevo tu brava lucha, hasta los hijos de mis hijos que serán también los tuyos.
Te amo
hasta el infinito y más alla.
Tu hijo.